Sueño con viajar sola
Miraba por la ventana. Árboles, cables eléctricos, oscuridad, túnel, luz, prados verdes,
casas.
Ante su mirada creía tener la cinta cinematográfica de los
cines que pasaba a toda velocidad. Sonrió.
Había viajado mucho, creía.
Varios países europeos e incluso había cruzado el Atlántico en dos ocasiones. A NY en el paso de Ecuador, ese viaje
de universitarios en el que se celebra haber superado la mitad de los créditos
para poder graduarse, asegurándose así un viaje con su compañeros
que no dependía de terminar la carrera. Y a Costa Rica, de luna de miel.
Nunca había viajado sola. Tuvo la
oportunidad en una ocasión. La valoró y finalmente la desechó. Sus padres,
temerosos, le insistían en que una vez terminase el congreso de biología molecular
en Frankfurt, regresase a Barcelona con sus compañeros de departamento. Que una
chica no podía viajar sola por los pueblos de la
Selva negra alemana. Que le convenía aprovechar sus 25 años en las playas de
levante con otros pijos madrileños.
Y así, perdió aquella oportunidad
de viajar sola, antes de cruzarse con Luis, su marido, quien no la dejó
separarse de él ni un solo día.
A dónde iría?
A inmortalizar con mi objetivo la
migración de los Ñús, el apareamiento de los leones, la lluvia en la sabana.
Respirar en un espacio abierto, en plena naturaleza, a km de distancia de la
civilización sin gritos y demandas de niños.
- Alicia,
deja a tu hermano hacer contigo ese puzle. - Interrumpió su pensamiento para dirigirse a su
hija. Y volvió a ella.
Respirar libertad.
A ella, que había sido siempre
muy organizada, le encantaría subirse sola a ese avión sin tener que seguir el
plan establecido por una previsible agencia de viajes. Libre. Experimentar esa
sensación de no tener nada planeado e ir organizando el viaje sobre la marcha.
Se conocerá a mucha gente? Más hombres o más mujeres? Serán de ese tipo de gente
como mis amigos? O serán aventureros que ruedan por los caminos polvorientos de
África y duermen cada noche en una cama diferente, conversando con viajeros y
locales? Sonreía.
Y yo? Sería una de esas mujeres
capaces de vivir una pequeña y bonita aventura? Sonreía todavía más.
Y si me pusiese mala? Y si no me
diese tiempo a avisar a mi familia? Se giró hacia sus hijos, buscó la mirada
cómplice de Luis y desechó de nuevo esa loca idea de viajar sola.
De momento.
Taller de escritura. Madrid. Confinamiento. Abril 2020
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