¿Cómo te comportas ante la muerte?
Diferentes maneras de comportarnos ante la muerte
Polvo eres, y en polvo te convertiràs
Todos sabemos que vamos a morir, y
aùn asì no nos terminamos de creer que vamos a morir. O es que vivimos
diariamente siendo conscientes de que vamos a morir?
Morir es un verbo, Muerte su sustantivo.
Muerte, esa palabra que suena
fuerte en nuestros labios y que en muchas ocasiones no queremos escuchar. Y
mucho menos, pronunciar.
- Ella
murió. Dijo ella al otro lado del teléfono
- Murió?
– preguntó él sorprendido.
- Murió. Repitió ella
Fin.
No, ante esta conversación nunca
estamos ante un FIN, así, a secas.
La muerte de una persona querida
o de una persona querida por una persona a la que queremos o apreciamos
despierta en nosotros emociones y acciones.
Ante la muerte, Cómo nos sentimos? cómo actuamos? Cada persona puede actuar de diferentes
maneras ante la muerte.
Cada persona puede tener
sentimientos muy diferentes ante la muerte de un ser querido.
Cualquiera de nosotros puede
tener sentimientos ante la muerte de un ser querido por una persona a la que
nosotros tratamos, aunque no conozcamos directamente a la persona que se ha
muerto. Cómo es esto posible si no conocíamos
a la persona fallecida? Por la asertividad, por la capacidad de ponernos en los
zapatos de la persona que acaba de perder a un ser querido…
Será realmente por esto?
Cómo actuamos cuando una persona
conocida sufre la muerte de un familiar?
Diferentes formas de actuar
ante la muerte:
- Responder
que no conocemos a la persona fallecida. Así que colgamos
el teléfono y no nos preocupamos por la persona que conocemos.
- Pensar
que la persona que conocemos no querrá hablar con nadie, ni leer ningún
mensaje. Así que no la contactamos.
- Pensar
que querrá estar sola. Así que no nos ofrecemos a acompañarla.
- Pensar
que quiere estar acompañada. Así que sin preguntar nos dirigimos a su casa.
- Pensar
que no quiere hablar sobre esta muerte. Así que cuando la vemos no nos
interesamos por la muerte de su ser querido.
- Preguntarnos si deberíamos contactarla. Y decidir
no hacerlo.
- Preguntarnos
si deberíamos contactarla. Y decidir hacerlo.
- Mandar
un wassup, hacer una llamada, mandar un
email…
- Ir
solo al tanatorio, y quedarnos 10 minutos.
- Ir
solo al tanatorio y quedarnos toda la noche
- Ir
solo al funeral
- Ir
al tanatorio, al funeral y al entierro
- Ir
a su casa después del entierro.
- Ir
a tomar algo juntos después del entierro.
- Mandar
flores
- No
llamarla después del entierro hasta pasados 30 días. Y preguntarle “cómo estàs?”
- No
llamarla después del entierro hasta pasados 30 días. Y hablar del aroma de las
nubes.
- Llamarla
después del entierro, cada día, durante 30 días.
- Querer
quedar el dìa y la hora que a nosotros
mejor nos conviene.
- Quedar
cada día, aunque sólo sea un breme momento.
Y ante los diferentes maneras que
hay de comportarse ante la muerte, yo me pregunto si no habrá algún
comportamiento en común, para el común de los mortales.
- ¿Sentirnos apoyados? Debe de haber muchas maneras de
acompañar sin sentir la responsabilidad emocional de quien està a sufrir la muerte de su ser querido.
Aunque sea con un simple mensaje? Con un abrazo? Con un simple “ cómo estàs?” acompañado de una mirada compasiva, que no de pena.
- ¿Sentir
que nos escuchan? Puede que no queramos saber en ese momento cómo se sintieron otras personas en situación
similares, puede que solo queramos hablar, expresarnos…
- ¿Sentir
que las personas que queremos, o que simplemente apreciamos, están ahí?
En los tiempos que corren, un simple
wassup puede ser suficiente. Y dependiendo quien lo envíe, puede no serlo.
Sinceramente, pienso, que igual
que en otras situaciones de la vida, una manera común de comportarnos ante la
muerte es haciendo saber a quien está viviendo la muerte de una persona
querida, que sabemos lo que pasó. Es un hecho real que una persona murió. Y punto,
podemos quedar ahí.
Y también podemos hacerle saber que
estamos disponibles. Disponibles para hablar, para escuchar, para
vernos, para acompañar en el tanatorio, en el funeral, en el entierro, después
del entierro, al día siguiente del entierro, al mes siguiente del entierro… o
para lo que quiera, o lo que podamos.
De este modo, le damos la
oportunidad a la persona que conocemos de que nos diga lo que realmente en ese
momento quiere. Esto es el fin de las
suposiciones.
El dolor no tiene horario y el
duelo lleva su tiempo. Ahì en ese tiempo
del duelo, es cuando las palabras (hablamos pronto, quedamos, nos vemos cuándo
quieras…) no deben quedar en el olvido. Ahì es cuando la
magia de nuestro ser puede convertir nuestras palabras en hermosos hechos.
La muerte de una persona querida
nunca nos resulta indiferente, cambian las vidas de las personas que seguimos
viviendo, pueden cambiar nuestras relaciones de pareja, de familia, de amistad,
e incluso de vecindario.
Una muerte abre heridas no
cerradas. Aprendamos a cerrarlas en el momento correcto, a sentir, a
reaccionar y a comportarnos de una
manera consciente ante la muerte de un familiar de una persona conocida.
Nadie está libre. Polvo eres, y en polvo te convertiràs.
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