Etiquetas: eres egoísta
Etiquetar: acción de poner etiquetas.
En qué momento comenzamos a recibir etiquetas?
En qué momento comenzamos a poner etiquetas?
Hay verdaderos profesionales del etiquetado a primera vista, asì cómo quien coloca cada año el monigote del inocente el 28 de diciembre.
La diferencia estriba en que el monigote es temporal, solo válido para el dìa de los inocentes, y la etiqueta permanece, como se había pasado a formar parte de nuestro ADN, de nuestra configuración genética. Esa etiqueta los impregnan.
No sé en que momento de mi vida me colocaron la etiqueta de Egoìsta. No sé ni el momento ni la persona que me etiquetó.
Me pusieron la etiqueta y yo crecì toda mi vida, y trabajé, y me relacioné y quise, creyendo que yo era una persona egoìsta. Sí, durante años viví con la creencia de que una de las caracterìsticas que me definían como persona era el egoísmo.
Mi egoìsmo frente a la generosidad de los DEMÁS.
Los demás son generosos, tienen la cualidad de la generosidad y yo son una auténtica egoísta. Desde esta creencia, buena parte de las acciones de los demás son acciones generosas, aunque realmente sean acciones egoístas que no tienen en cuenta a los demás.
Al tener la etiqueta del egoísmo, mi reacción ante comportamientos egoístas de los demás era siempre el mismo. Justificar ese comportamiento egoísta. Convencerme a mí misma que del mismo modo en el que yo era egoísta diariamente, los demás también tenían derecho a ser un poquito egoístas un día cualquiera. Aunque ese día cualquiera se repitiera un día tras otro, y hubiese llegado a transformarse “de un día cualquiera” a un “diariamente”.
Egoísta? Yo? En serio?
¿Cómo supe que tenía una etiqueta? En concreto, ¿cómo supe que tenía esa etiqueta de egoísta?
Lo supe gracias a las cosas de la vida. No hace mucho tiempo, la vida hizo que una amiga me agradeciese ser SIEMPRE generosa. Escuché su agradecimiento y me sorprendí.
Generosa? Yo? Siempre?
Y me paré a pensar, a pensar en todas las veces que había escuchado un agradecimiento similar. “Eres generosa”. Y me di cuenta que fueron varias las veces que en las últimas semanas, y meses, y años, había escuchado ese agradecimiento. Solo que nunca lo había escuchado realmente. Nunca lo había creído. La creencia de ser egoísta era más poderosa, llevaba más tiempo y se encontraba más profunda.
¿Y cuál ha sido la consecuencia de tener la etiqueta de egoísta? Creer ciegamente en ella, creer que yo era una persona egoísta.
¿Y cuál ha sido la consecuencia de creer que yo era una persona egoísta? Ahondar en esa creencia errónea y sufrir los excesos o abusos de personas que realmente sí eran egoístas, o bastante màs egoìstas que yo, y que no formaban parte del grupo de “los demás generosos”. Mira por donde, yo sí formaba parte del grupo de personas generosas.
Egoìsta? Yo? A veces, en su justa medida.
En general, soy una persona generosa, que disfruta compartiendo tiempo y experiencias, haciéndole la vida un poco más sencilla y poco más feliz a todas las personas con las que comparto un tramo del camino en la vida.
Afortunada de haberme sacado de las profundidades de mi ser la etiqueta de EGOÍSTA que no sé ni cuándo, ni cómo, ni quién me la colocó y yo me creí esa etiqueta ciegamente.
Más etiquetas? No, gracias
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